«Beas es un pueblo diferente. Y que conste que yo soy de pueblo, ¿eh?»

Concha Bravo, farmaceútica de Beas de GranadaNo es la bata blanca. Es más bien la mirada y la sonrisa de Concha la que tranquiliza a todo aquel que se acerca a su farmacia con alguna preocupación o alguna duda sobre su salud y se encuentra con una respuesta cercana, atenta, como quien acude a hablar con un familiar. Y es que al final, uno es de donde se siente, y aunque la sangre sea extremeña, oir a Concha hablar de Beas es como si hubiese nacido debajo del Fraile…

Microbiografía del empresario:

  • Nombre: Concepción Bravo Díaz
  • Empresa: Farmacia de Beas de Granada
  • Natural de: Fregenal de la Sierra (Badajoz)
  • Nacida en: 1952
  • Trayectoria: Más de 30 años atendiendo a la salud de los vecinos dispensando medicamentos desde su farmacia en Beas de Granada.
  • Aficiones: Lo que más le gusta son las relaciones sociales: salir, entrar y estar de arriba abajo. Además le gusta leer. Le encanta viajar. Estudia inglés y una vez por semana sale con una chica nativa para practicar.

La Historia de Concha, la farmaceútica de Beas:

    • ¿Cómo una pacense termina siendo la farmacéutica de un pequeño pueblo de Granada?

Cuando yo empecé a estudiar, en Badajoz no había Universidad todavía. Había en Sevilla y allí estuve estudiando el primer curso porque era común para todas las carreras de Ciencias. En segundo fue cuando quise hacer Farmacia. Entonces en Sevilla no se podía estudiar esa carrera (la pusieron justo al año siguiente) y por eso me vine aquí a Granada. La verdad es que yo había pensado quedarme en Sevilla, pero me tuve que venir, de lo cual me alegro porque me encantó y estoy muy feliz de estar en Granada.

    • Y después de estudiar en Sevilla y en Granada ¿cómo te conviertes en la “boticaria” de Beas de Granada?

Pues una vez terminada la carrera volví a Badajoz porque no tenía trabajo ni nada. Pero tenía un hermano viviendo en Granada y tuve que venir a la primera comunión de mi sobrina. En esos momentos estaba siempre mirando farmacias para comprar, pero cuando uno empieza no tiene dinero y tenía que buscar una inversión en la que el banco estuviese dispuesto a concederme el préstamo. Por eso me venía bien que fuese una farmacia pequeña en un pueblecito.

También buscaba que estuviese cerca de Granada, porque todos mis amigos estaban en la ciudad y no quería alejarme demasiado. Entonces tuve la suerte de encontrar que esta farmacia estaba en venta. En principio lo que a mí me gustaba era quedarme en Granada, vivir en Granada y trabajar en Granada. Por decidí empezar aquí, y cuando hubiese pagado la farmacia y hubiese estado trabajando cierto tiempo, pensaba en meterme en otra en la capital.

    • ¿Qué ocurrió para que cambiaras de idea?

Pues esas fueron mis primeras intenciones, pero cuando llegué a este pueblo y llevaba trabajando cuatro o cinco años, no me quería ir de aquí ni loca. Sobre todo porque los vecinos de Beas de Granada son gente fantástica, encantadora y con una calidad humana tremenda. No tengo palabras para describirlo. Ya te digo que yo pensaba irme, como han hecho la mayoría de mis compañeros que también empezaron en pueblos pequeños. Pero la calidad de vida que yo tenía aquí, tanto por la gente como por el lugar, me hizo ver que este era mi sitio, porque verdaderamente estoy feliz aquí.

    • ¿Cómo es el día a día en una farmacia de pueblo?

Concha Bravo, farmaceútica de Beas de GranadaAquí el trato es más personal. En una farmacia de la capital, aunque también tienen sus clientes habituales, no es lo mismo que en un pueblo de farmacia única donde conoces a la gente y cuáles son sus problemas de salud. Me gusta mucho más que el trabajo que tendría en la ciudad, donde el trato es más distante. Aquí la gente confía en mí, me piden información, me preguntan cosas de salud de una forma más cercana.

    • ¿Quiénes trabajáis en la farmacia?

Estamos Trini y yo. Trini lleva trabajando conmigo desde el principio. Cuando yo llegué ella ya estaba trabajando en esta farmacia (y yo llevo ya treinta años). Así que cuando la compré, ella se quedó conmigo, y así seguimos. Nunca hemos tenido ni un sí ni un no, nunca nos hemos enfadado y nos llevamos estupendamente. Es que ella es también una persona fantástica con la que nunca jamás he tenido un problema.

    • ¿Cómo es la gente que viene aquí?

Pues como es la única farmacia, nuestros clientes son todos los vecinos del pueblo. Tanto los que están aquí como los que vienen esporádicamente, por ejemplo los que vuelven en verano, que durante el año están fuera. Pero tanto unos como otros son gente ideal, porque esto es un pueblo diferente. Y que conste que yo soy de pueblo, ¿eh?

Suelen venir normalmente las personas mayores, que son los más habituales en las farmacias y porque los jóvenes muchas veces están trabajando en Granada. Pero vamos, que aquí vienen todos.
¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?
El contacto con la gente, poder hablar con ellos, informarles de lo que ellos me piden…

    • ¿Qué más cosas hace un boticario de pueblo, además de atender la farmacia?

Nosotros tenemos un proyecto, donde muchas veces nos ayuda Alfanevada, en el que organizamos diferentes jornadas relacionadas con la salud. Lo desarrollamos desde una Comisión, en la que están los sanitarios: el médico, el ATS y yo misma, en colaboración con distintos agentes: la escuela, el Ayuntamiento, asociación de mayores, asociación de mujeres… Nos reunimos una vez al mes para ver qué problemas puede haber de salud o medioambiente, e intentamos entre todos hacer algo.

También estoy siempre abierta a lo que demanda la gente. Muchas veces hago talleres de nutrición, otras veces sobre pediculosis, en la época de los piojos, hemos hecho también sobre diabetes o catarros y este tipo de cosas.

    • ¿Existe entonces buena relación con el personal médico del municipio?

Sí, muy buena. Salimos juntos a desayunar todos los días, y no es ya por el café, sino que todo lo que les tenga que comentar sobre un paciente, o ellos a mí, lo tratamos de forma personal. Eso es otra de las cosas buenas que tiene la farmacia en un pueblo. Tengo compañeros que para nada tienen contacto con los médicos.

    • Y poniendo el ojo en nuestra comarca ¿qué es lo que más te gusta del Arco Noreste de la Vega de Granada?

Sobre todo lo cerca que está de Granada, tenemos un sitio privilegiado. Ahora vivo en Granada, pero estuve viviendo aquí diez años. Y tanto para ir de aquí a Granada a tomarse una cerveza como para venir de allí hasta Beas a trabajar, se tarda muy poco.

Después los alrededores me encantan. Aquí sobre todo con la Sierra de Huétor. Si es que me gusta todo: el entorno, la gente…

    • Ya tienes un negocio asentado desde hace varios años, pero ¿crees que ahora es difícil intentar emprender algo en un entorno rural?

Desde mi caso particular, yo tengo aquí los mismos gastos que tendría con una farmacia en Granada. Tengo que tener el equipo informático, pagar el mantenimiento de los ordenadores, comprar el software, contar con un auxiliar que cobraría lo mismo…
Es cierto que un pueblo grande tienes más volumen de negocio, pero lo bueno aquí es que no tienes tanta competencia y puedes hacer tu trabajo de la forma que a ti te gusta, es más personalizado. Se trabaja mucho más cómodo y con menos presión que una gran superficie.

    • Entonces, en estos tiempos de crisis, ¿animarías a alguien a emprender en un entorno rural?

Sí. En un entorno rural, no recomendaría poner los mismos negocios que ya existan porque no se comerían una rosca, pero cosas nuevas sí, porque tienes menos competencia que en Granada. En una ciudad te encuentras muchas cosas de lo mismo mientras que en un pueblo pequeño, solamente vas a estar tú.
A la gente al principio le cuesta trabajo, pero una vez que empiezan, sí que hay negocio. Además en la ciudad se ve que hay muchas empresas que están cerrando, así que pienso que es una buena salida irse a los pueblos.

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